" ¿ Por qué cuernos me engañaste?" , de Ana von Rebeur , Editorial Norma , 2010

sábado, 28 de agosto de 2010

¿ Por qué existe el matrimonio?

Dado que los hombres son por naturaleza promiscuos, y que sienten las mismas imperiosas ganas de perpetuar sus genes que los gallos del porno show presidencial, una se pregunta por qué diablos ellos inventaron esa aburrida institución que es el matrimonio, en la cual el adulterio ( su hobby predilecto) está tan mal visto.
Y hay varias teorías al respecto, pero todas tienen que ver con una sola cosa: el matrimonio era necesario.
Era necesario para que los hombres no tuvieran tantos hijos como pudieran, porque si lo hacían, abandonaban a gran parte de la prole, que nadie podía cuidar. Tener demasiado hijos que mueren de inanición no es buen negocio para ningún padre, por sexy que este sea. Cuando la vida comunitaria en las cuevas ( todos los parientes cuidando a las crías) pasó a convertirse en vida en ciudades , ya no se vivía de la caza y de la pesca, y todos pasaron a estar demasiado atareados con cosechas, ganados y chismes artesanales para vender a los turistas. No había parientes que cuidaran a los hijos. Por eso las madres comenzaron a precisar hombres cerca para proteger a la prole. Los hombres de los pueblos comenzaron a enriquecerse, y se planteaba un nuevo problema: ¿a quien dejar sus tierras?. El sentido de propiedad va de la mano con el sentido de paternidad. Si has tenido hijos con todas las mujeres del pueblo...¡ no puedes repartir tus tierras entre 189 herederos! ¿Cómo pretendes que tus nietos sobrevivan con medio metro cuadrado de tierra y una triste planta de acelgas?
Si no te casas, pierdes el control de saber cuál hijo es tuyo y cuál no lo es. Recuerda que en esa época no había examen de ADN, y las mujeres engañaban a los incautos con explicaciones como: “Que el niño sea negro no quiere decir que no sea tuyo. Me han dicho que tu taratarabuela era africana ”.
Entonces se impuso la necesidad de exigir reglamentar la cosa, exigir fidelidad a ambas partes para que quien heredara la tierra y el ganado fuera en verdad el portador de los genes paternos.
Sabrás que sólo las aves más tontas crían a los polluelos de cuco en su nido como hijos adoptivos. El resto las arroja al vacío. Y los leones se comen a todo cachorro que sea hijo de un intruso.
Hasta el día de hoy, también para cualquier macho humano, saber cuál hijo es suyo y cuál no, es una duda vital. Por ejemplo, para saber a quién conviene comprarle un helado y a quién no. Pero recuerda que está mal visto arrojar a los hijos ajenos al vacío.
La Iglesia hizo mucho por convertir al matrimonio en una institución sacrosanta. A la Iglesia le importaba muchísimo controlar los matrimonios y la descendencia, tanto que el casamiento y el bautismo más que trámites son sacramentos que siempre se registraron en la capilla del pueblo. Si los feligreses tenían hijos ilegítimos a lo loco, por mantenerlos nadie tendría una moneda para aportar a la iglesia. Los gobernantes tampoco estaban de acuerdo con la reproducción a mansalva a la que tienden los varones, puesto que si se pierden el linaje ya nadie sabe a quién cobrarle los impuestos. Los patrones tampoco quieren empleados muy prolíficos para no tener que erogar asignaciones familiares en demasía.
Así que vemos que todo hizo fuerza para que el matrimonio para toda la vida se impusiera como sana costumbre de humanos, arañas, albatros y pingüinos , por razones similares, como que “es tal rollo hacer un nido sólido, que más vale que sigamos unidos compartiendo este mismo nosotros dos , porque otra vez en este lío no me meto” . Apuesto a que las aves piensan esto.
El matrimonio se impuso, además, porque las bodas son eventos sumamente redituables para floristas, organistas, diseñadores de trajes de novia, empresas de catering para fiestas, pinchadiscos, pasteleros , propietarios de autos de alquiler y fabricantes de arroz...¡ mira cuantos sindicatos se alimentan a costa de dos personitas equivocadas bailando el vals!
¿Quieres mas motivos que justifiquen el matrimonio?
A una mujer le conviene tener un papá cerca que cambie los pañales. Y a él le conviene permanecer cerca para asegurarse que ella quede solamente preñada por él.
O sea que, aunque los hombres se quejan de que el matrimonio es una tortura “artificial”, deben saber que ellos mismos así lo han inventado, para que la sociedad se organizara de alguna manera. En una sociedad que crece tan rápido que ya no sabes quien es quién, a ambos les conviene tener marido y esposa: alguien conocido, predecible, que nos dé una mano, nos firme un cheque, no nos envenene la comida y no nos presente demasiadas sorpresas desagradables en la vida.
Salvo que se le dé por empezar a traicionarnos.

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