" ¿ Por qué cuernos me engañaste?" , de Ana von Rebeur , Editorial Norma , 2010

miércoles, 25 de agosto de 2010

¿ Por qué te conviene leer este libro?



La infidelidad de los hombres es el tema de mayor preocupación de nueve de cada diez mujeres.
Cuando se encuesta a personas de ambos sexos, y se les pregunta cuáles son los valores que buscan en una pareja, el primer requisito que mencionan es la fidelidad y el segundo, el sentido del humor o el compañerismo.
Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Es más importante ser fiel que ser chistoso y buen compañero? ¿Por qué este miedo permanente a la infidelidad?
Porque puede pasarle a cualquiera
Hasta ahora, tal vez creías haber conocido al hombre ideal. Perfecto no es: tiene sus manías, pero...¿ quien no tiene defectos, como beber tequila de la botella, mear encima del perro y vivir enojado hasta media tarde?
Esas son cosas perdonables.
Pero eso de encontrarle una pulsera que no es tuya en el bolsillo, que llegue tres días tarde del trabajo oliendo a perfume empalagoso o verlo hablar bajito al móvil para cortar la llamada apenas te acercás...¿ es perdonable? ¿ O es señal de alerta roja?
Él, tu amor, el de la mirada transparente y las palabras tiernas, el que siempre te juró que sólo te amaría a vos, el que te llevaba de paseo sentada en el travesaño de su bicicleta, te enseñaba sensualmente a jugar al billar y te compraba chocolates...¿ Estará haciendo lo mismo con otra?
Como en las últimas semanas lo notaste raro, esquivo, distante, decidís confrontarlo y le comentás tu sospecha. Y para espanto tuyo, en vez de responder con una carcajada y un abrazo, él se pone carmesí, tartamudea y te desvía la mirada, diciendo : “ ¿ Po- po- porqué lo de- de- decís?”
Ahí es cuando a vos te tiemblan las rodillas, que ya no te sostienen el cuerpo. No, no hace falta que confiese más. Ya sabés. Un terremoto de grado 7 en la escala Richter te afectaría menos que eso. No sabes cómo seguir. ¿Lo matas a él? ¿O la matas a la otra? ¿O te matás vos? ¿O matás a los dos y te refugias en Timbuctú? ¿Para qué, para que se queden con tu casa, vos vayas a prisión y ella te use tus cosméticos? ¿No será mejor hacerles la vida imposible para que sean ellos quienes tengan que refugiarse en Timbuctú? ¡Pero no querrás quedarte encerrada sola en casa mientras ellos viajan por países exóticos! ¿Hay salida digna de un engaño, que no incluya el uso de un cuchillo de trinchar pollos, y un pasaje fuera de temporada ?
El te amaba, ¿o no?...Juró serte fiel, ¿o te mintió? ¿Nada de lo que te dijo era cierto? ¿En qué podés creer? ¿Volverás a confiar en alguien alguna vez?
Y aquí estás, metida en un barco que se sacude en la tormenta con quien creías que era tu amor- ahora un traidor-, más una pirata fantasma que viaja de polizona ( la Otra), que le hace pito catalán a tu proyecto de vida, mientras tu matrimonio se va a pique como el mismísimo Titanic...¡ pero sin Leonardo di Caprio!
Y solo pensás una cosa: ojalá que si a él se le da por hacerse el romántico con ella, llevándola a pasar en bici como lo hacía contigo y el travesaño de la bicicleta se le incruste a ella en su gordo culo. Y ojalá que él le enseñe a jugar al billar y le saque un ojo. Y ojalá que la indigeste con chocolates vencidos.
Saber la verdad duele, es cierto. Pero como dice Serrat: nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio. Más triste que saber y sufrir, es no saber y que te señalen por la espalda: “ Pobrecita, aún no se enteró que él la engaña”.
Caramba, si me encuestan a mí, también voy a decir lo mismo que dicen todos y todas: “Lo primero que le pido a un hombre es que me sea fiel.”
Los paseos en bici y los chocolates los quiero todos para mí, aunque los chocolates estén vencidos.
Este libro de " ¿Por qué cuernos me engañaste?" te explica con detalle de qué trata la infidelidad.
Mientras lo leas, no te sumirás en el dolor y la desesperación.
O sumite, si querés, pero al menos habrás aprendido algo: nunca le regales una carísima cazadora de cuero a un hombre que llega sin hambre y demasiado perfumado.
Y también te explica cuándo conviene dejarlo, para buscar a aquel que te sea fiel por el único motivo por el que un hombre intenta serte fiel: para no
perderte.

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