" ¿ Por qué cuernos me engañaste?" , de Ana von Rebeur , Editorial Norma , 2010

domingo, 12 de septiembre de 2010

Historia de los celos


Divinos celos

Los celos son humanos, y también divinos. Sobran celos en la mitología romana y griega, que tan buenos retratos han hecho de las fuerzas y debilidades del carácter humano.
Se cuenta que Hera (Juno, entre los romanos) no la pasaba nada bien siendo la esposa de Zeus ( Júpiter), jefe de los Dioses del Olimpo. Estaba casada con el más poderoso, lo que siempre da complicaciones. Pregúntale a Hillary Clinton o a Madame Miterrand.
Hera también era hermana de Zeus, lo que justifica doblemente sus celos. Y Zeus solía tener romances con mortales, diosas o semidiosas como Io, Semele, Metis, Leda, etc...A Zeus le molaban todas y Juno vivía obsesionada con pillarle y destruir a las amantes y a los hijos que su esposo había tenido con estas. Ocupada como estaba en vivir muerta de celos, no pudo evitar que el marido persiguiera incansablemente a un total de 13 amantes con las que tuvo 39 hijos. La mitología – del lado de los varones – jamás culpa a Zeus de sus adulterios. Solo a Hera por su enojo. De esta manera, ella quedó para siempre retratada como una mujer celosa, controladora y de pésimo carácter, cuando la verdad era que su esposo era muy infiel y la dejaba siempre sola para ir de juerga. Ella era una diosa poderosa, ferviente defensora de la monogamia, que buscaba en su esposo un compañero. Pero sus ideales de fidelidad no se cumplían. Cada vez que pensó en abandonarlo, terminó regresando a él. Se entiende: luego de estar con el jefe de todos los Dioses, la pobre Hera...¿ con quien iba a ir?¿ Iba a bajar de status con un semidiós?
Con Zeus tuvo cuatro hijos - Hefesto, Ares, Ilitía y Hebe- a los que mucho no les prestó atención, por tanto vigilar al marido.
Esta historia tan antigua muestra lo que siempre sucedió entre hombre y mujer: el marido no logra comprender a que viene tanto lío con los celos. Para él, lo esencial es tener hijos por todos lados. Cuando Hera finalmente se harta, se venga e una amante de Zeus como toda mujer querría vengarse : la convierte en una vaca.
¿Para qué contaban los antiguos la historia de Hera?
Para mostrar que la mujer debe ser la guardiana de la fidelidad, aunque mas no sea por el temor que inspiraban sus ataques de celos, ya que es sabido que una esposa celosa es capaz de cualquier cosa. La historia de Hera tiene una función protectora del matrimonio. Hace de Zeus, su esposo, el centro de su vida. Y pese a que ella se siente constantemente abandonada por él, se queda a su lado porque estar con él también tiene sus compensaciones :
el le da prestigio, respeto y status.
La historia de los celos de Hera servía a tres efectos: 1) legitimar la furia de cualquier mujer ante la vida licenciosa del marido, 2) estar tan ocupada siguiendo las correrías de él que se olvida de su propia vida sexual y 3) que conviene quedarse con tu esposo, pues haga lo que haga, siempre regresa contigo .
Mira qué bravos son los celos: Zeus había tenido un hijo con Alcmena, llamado Hércules. Pero sabía que el niño no sería un semidiós si no mamaba del pecho de Hera. Sabiendo que era imposible pedirle a la esposa celosa que amamantara al fruto de un amorío con otra, Zeus consigue poner a Hércules al pecho de Hera cuando esta duerme. De pronto, la diosa despierta, ve al bastardo fruto de la infidelidad de su marido junto a su pecho, y lo aparta con furia, derramándose la leche por todo el cielo, y quedando conformada la Vía Láctea o Galaxia (Camino de Leche).
La ira de una esposa engañada y furiosa brilla cada noche en el cielo. No deja de ser una ominosa advertencia eterna sobre el poder destructivo de los celos.


Más viejos que Caín
Para Platón, los celos son uno de los estados psíquicos “en los que el hombre se encuentra bajo la determinación de la pasión". Pasión en griego se dice pathos. Pathos significa enfermedad, porque el apasionado sufre como si estuviera enfermo: precisa algo urgente para colmarse, para no sentirse vacío, como se siente vacío el apasionado celoso, sin el otro.
La palabra “celos” deriva del griego zeo (hiervo, ardo, me enfurezco, me quemo). No casualmente en muchos países de Centroamérica y África, la venganza del celoso consiste en prenderle fuego al infiel. Pero también poner “celo” en algo significa poner empeño y tesón, una pasión de largo aliento que no se extingue fácilmente. Que un animal entre “en celo” es que está caliente, como cualquier celoso.
Cada vez que aparece un tercero en medio de una relación, que pueda amenazar la armonía de la pareja, o que le interese demasiado a nuestra pareja, nacen los celos. Es un mecanismo de defensa ante cualquier cambio que amenace a tu matrimonio, noviazgo, o cualquier relación interpersonal, como cuando un pastor inglés feo y sucio conquista a tu casta caniche Perlita.
Los celos son algo natural que nace desde la más tierna infancia. Cada uno de nosotros hubiera querido ser hijo único, pero resulta que había un hermano con quien compartir el amor de los padres, la cuna, el triciclo, los juguetes y las golosinas. Todo eso que antes era tuyo, de pronto debes compartirlo con un invasor que se mete en tu vida para estropearlo todo, romperte los juguetes y volcar jugo en tus libros favoritos. Además llora, grita, te acusa de todo, se queja de ti, te despierta por las noches...¡ y tus padres le consuelan a él y te regañan a ti por haberlo molestado! Sería anormal no querer matarlo.
La Biblia nos cuenta la historia de Caín y Abel para que sepamos que si queremos asesinar a nuestro hermano, no somos tan originales.
O sea que los celos son un sentimiento muy humano que rebrota cada vez que alguien pretende quitarnos la atención, el interés, el triciclo... o el primer lugar en la cola para entrar al cine.
Roland Barthes, el semiólogo francés, dice que los celos son tan patológicos que nos hacen padecer cuatro veces: por sentirlos, por reprocharnos sentirlos, por temer que nuestros celos hieran al otro y por dejarnos someter a una nadería.
Entonces, ¿Son los celos una enorme porquería? ¿O pueden servir para algo? En verdad, sólo pueden servir para algunas cosas puntuales:


LAS ÚNICAS CUATRO COSAS PARA QUE SIRVEN LOS CELOS

1-Para redescubrir a la pareja: Actúan como reforzador de sentimientos en una pareja desgastada, en la que no reparamos en el otro hasta que estamos por perderlo . Por lo cual se descubre que nos sigue gustando.

2-Para conservar la pareja: Por el riesgo de perder al otro por un tercero, uno se esfuerza en mantener encendida la llama del amor.

3- Para medir el interés del otro, en una relación que comienza: En las parejas nuevas, sirve para testear si la otra persona está realmente interesada en ligar con uno.

4-Para hacer aterrizar al distraído: En las parejas asentadas, sirve para atraer el interés del distraído.


Por lo demás, los celos son una terrible porquería.
A veces tienes un marido que coquetea sin parar. Se excusa diciendo que él es sociable y tú no. O tienes una esposa que seduce a todos, Y se excusa diciendo que son ideas tuyas. Los provocadores dicen que tienen facilidad para hacer amistades, y que en cambio tú eres antipático. Cuando estás con un provocador, es lógico sentir celos.
La pregunta es: ¿Por qué te quedas a sufrir junto con alguien que no te tiene en cuenta?¿Crees necesario sufrir?
Quien provoca a un celoso, es un provocador. ¿Acaso es tu problema? No, es problema de él, que precisa provocar celos. ¿Para qué? Por varios motivos: para confirmar que no pierde su encanto, para probar que domina tus sentimientos, para saber que tiene tu bienestar emocional en su puño o para hacerte sufrir porque eso le hace sentir poderoso.
Finalmente, necesitan que estés celoso para sentirse importantes.
Cuando uno se siente seguro de sí mismo, no anda seduciendo a todo el mundo delante de las narices de su pareja. Y si quiere seducir en serio, se cuida muy bien de que su pareja se entere.
Si el problema es del otro, ¿por qué te amargas tú? ¿ Para darle el gusto de que sienta que puede angustiarte? ¿Para demostrarle que logra que te sientas mal y que te descontroles?
No sé cómo decírtelo... pero todo parece indicar que el problema lo tienes tú....¿ Has ido a la escuela de von Sacher - Masoch? ¿ Tu lectura favorita son las novelas del Marqués de Sade?
Ah, ahora comprendo...


Menú de celos para sufrir:


Los celos se pueden separar por clases por su origen, pero en los efectos finales, son todos lo mismos: una enorme pérdida de tiempo y energía por quien no lo merece.
Veamos cuáles son las diez clases principales de celos:

1- Celos por la atención:
Uno debe sentir que vale por sí mismo, independientemente de lo que otros – incluso tu cónyuge –opinen de uno. Cuando sientes que el trato del otro hacia ti puede ponerte tanto en la gloria como en el peor de los infiernos, estás en sus manos, no tienes autonomía, y estás perdido. Si dependes de una sonrisa o un gesto para saber si estás haciendo las cosas bien o mal., estás casi en la situación de mascota. ¿ Por casualidad te llaman “ Boby” o “ Duquesa”? ¿Ya sabes dar la patita? ¡ Pero que bien! ¡Ahora, hazte el muerto!

2-Celos por baja autoestima:
Cuando te sientes poca cosa, te convences de que a la vuelta de la esquina tu pareja encontrará a cualquier otro/a mejor que tú, que le hará olvidar que existes.
Es cierto que la vuelta de la esquina acecha siempre un posible rival que puede quitarte a tu pareja. Pero también es cierto que ese posible rival no será Liv Tyler ni David Beckham, sino alguien bastante menos fascinante, a quien puedas enfrentar sin temor. También es cierto que por más que un rival quiera quitarte a tu amor, no lo logrará si a tu amor no le interesa el asunto. Finalmente, si tu amor decidió que quiere irse con tu rival, llorarás durante unos meses, pero tarde o temprano tendrás que lavar vasos, ropa y pisos, que son una mugre.

3-Celos por afán de control:
Los celosos ven a la independencia del otro como una amenaza, una traición latente. Son policías de tiempo completo porque le temen al abandono. Si se quedaran solos ¿ a quien controlarían? ¿Al gato?. El celoso controlador es alguien a quien tienes que avisarle a qué hora llegas, a qué hora sales, a qué hora le pasas a buscar, a qué hora haréis el amor, y a que hora se te irán las ganas de hacer el amor, pues ya estás harto de anunciar tantos horarios. ¿Por quién te ha tomado, por el Big Ben?

4-Celos por regresión:
Por inseguridad en su valor personal, el celoso se “pega” a alguien sabiendo que sin su apoyo no podría existir. O por lo menos, que si va al cine, tendría que comerse solo un enorme balde de palomitas de maíz con la consiguiente indigestión. El celoso no se anima a reconocer que esa dependencia le incomoda, y sufre sintiéndose víctima de una situación no buscada. Pone su propia felicidad en las manos de otro, como si el otro fuera una autoridad como el padre o la madre, que tiene el poder de dejarle sin postre si se porta mal. Así logra que su pareja en verdad le deje sin postre y lo envíe en penitencia al rincón.

5-Celos porque te falta algo
Desde la infancia uno resiente el poder del otro. Y duele saber que no siempre se tiene lo que uno quiere, y no por eso debes celar a nadie. Tampoco deberías suponer que si el otro no te da lo que sueñas es porque se lo está dando a otro. Hay personas que te dan la impresión de que te mezquinan algo solo a ti, cuando en verdad se trata de que no tienen nada para dar.

6-Celos por Proyección:
Proyección es el mecanismo psicológico a través del cual ponemos en el otro los sentimientos que no queremos reconocer como propios. Por ejemplo: como no puedo decirte que quiero acostarme con el encargado del edificio, proyecto mis deseos en ti, y te digo: “¿Con que quieres acostarte con el encargado del edificio?”.Está comprobado que los padres más infieles son los que más celan a sus hijas, no las dejan salir de noche ni traer novios a casa. Freud se animó a más, y afirmó que los celos son impulsos homosexuales reprimidos. Es decir que en realidad el hombre celoso no te cela a ti pensando en lo que otro podría hacerte a ti, sino pensando en lo que el otro podría hacerle a él...¡ y se muere de envidia por no poder estar en tu lugar!.

7-Celos por posesividad:
La gente muy posesiva te transmite algo como “ te permito ser bello y exitoso en tanto y en cuanto seas una parte mía y me pertenezcas por completo., y no telas arregles por las tuyas”. Si tienes suficiente integración interna, no necesitas poseer a una persona para sentirte completo, ni destruir lo que no es tuyo.¿ Pero quién ha dicho que hay tanta gente íntegra? Ve y prueba decírselo a un celoso: te desintegrará un florero en la cabeza.

8-Celos por falta de amor:
El camino del amor, según la psicoanalista inglesa Melanie Klein, nace de la envidia. El bebé siente envidia y odio hacia la madre todopoderosa que le puede tanto dar el pecho, como quitárselo. Cuando la madre lo alimenta, el bebé siente alivio y culpa por haber pensado tan mal de ella. Y de allí viene la gratitud y las ganas de compensar y reparar el odio sentido antes. Esas ganas de cubrir con amor el odio que acabas de sentir es nada menos que el amor.
Cuando no puedes sentir gratitud hacia una pareja, es que te has quedado en la primera etapa, en la de la envidia, y quien se queda en la envidia no llega jamás al amor. La diferencia entre la envidia y los celos es que la envidia es adictiva: quieres algo que el otro tiene. Los celos son sustractivos: odias que te quiten algo. El celoso, sea hombre o mujer, se convierte en un bebé que ve en su pareja el pecho materno, un pecho del que depende para vivir, pero al que quisiera destruir por no estar ahí cuando le necesita con urgencia.

9-Celos por idealización:
Las personas acomplejadas viven celosas, pensando que cualquiera puede ofrecerle a su pareja algo más que ellas mismas. Esta gente siente que cualquiera es mejor que él. Y además teme crecer y a superarse, por temor a que los demás le tengan envidia. La envidia hace que te subestimes y que idealices a cualquier otra persona, a quien ves como peligroso rival. Si piensas que cualquiera es mejor que tú, te estás condenando a los celos perpetuos.

10- Celos delirantes:
Hay dos tipos de celos inventados: los deliroides – en los que una simple sospecha se toma como certeza real – y el delirio celotípico, basado en ilusiones y errores perceptivos, que pueden incluir falsos recuerdos, alucinaciones y falsas vivencias alucinadas. Los celos delirantes también redundan en los “cuernos por las dudas”, que son los que le pones a tu pareja por las dudas de que él o ella te los ponga antes a ti.
Ali Mc Graw, la actriz de la película de los´70, “Love Story” cuenta en su autobiografía que cuando se casó con el guapísimo y cariñoso productor Bob Evans, todo el mundo le decía “ Bob es un terrible mujeriego que no te será fiel ni por una semana seguida”. Ella vivía tan aterrada con esta idea, que apenas pudo, le puso los cuernos con el actor Steve Mac Queen, como para adelantarse a la infidelidad de su marido. Así acabó arruinándose la vida junto a un hombre violento, alcohólico, celoso y absolutamente infiel, que la llevo a divorciarse del único hombre que la cuidó en su vida, que fue Bob Evans.
Los celosos lo husmean todo como sabuesos. Pero qué poco olfato tienen. Por tanto controlar la vida de los demás, se les descontrola la suya propia..

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