" ¿ Por qué cuernos me engañaste?" , de Ana von Rebeur , Editorial Norma , 2010

domingo, 12 de septiembre de 2010

¿Vale la pena seguir con un infiel?



¿Vale la pena seguir con un infiel?


Ya sea que elijas el estilo laissez faire, laissez passer o el de escribir poemas desgarradores, el abordaje más conveniente ante la traición es bajar las armas. Lo primero que tienes que pensar respecto al infiel es: “Está bien, me ha jodido. Pero no permitiré que me joda un minuto más”. Entonces simplemente dejas de pensar en lo que te ha hecho, y haces tu vida, siguiendo tu camino.
Uno no puede controlar los sentimientos, pero puede controlar cómo los enfrenta.
Pero también estoy segura de que engañar a la pareja es romper un trato, donde la primera cláusula –escrita o no – es siempre la de lealtad y honestidad mutua. Y donde no hay confianza, no hay amor. Si te quedas con quien engaña, te engañas a ti mismo. Y no debes culparte: le pasa a cualquiera.
El Agha Khan le fue infiel a Rita Hayworth, que era entonces la actriz más sensual de Hollywood.
El príncipe Carlos de Inglaterra le fue infiel a la bella Diana Spencer con una mujer casada, más vieja que su propia esposa, con quien se casó luego de 35 años de romance clandestino.
Y esto lo hacen porque quieren dar por terminado el matrimonio, y meten los cuernos y que seas tú quien tome la decisión.
Si me preguntas qué hacer cuando descubres todo, te diré algo muy simple: si sabes que te fue infiel porque él te lo cuenta, quítalo de tu vida: se acabó. Si lo sabes porque tu lo has investigado y descubierto…bueno, eso te pasa por husmear donde no debes. Y sacarlo de tu vida o no, depende de qué clase de tipo sea tu esposo, si vale la pena conservarlo o no.
¿Cómo sabes si vale la pena conservarlo?
Esto lo marca el CRP: Coeficiente de Reemplazabilidad de tu Pareja.
Si estas casada con Quique, un alcohólico frustrado sin ambiciones al que debes atender como a un hijo más, bueno para nada que ni te toca en la cama y se siente una víctima del destino, tu Quique es 100% reemplazable y tiene un CRP de 100, porque cualquiera que conozcas después de éste incidente será mejor que él. Así que no debes perdonar a Quique, que además de marido desastroso, ahora es infiel.
En cambio, si estás casada con Guillermo, gerente general de una empresa multinacional, buen padre y compañero estimulante, un genio en la cama, amoroso con tus hijos y cariñoso contigo, que mantiene a toda la familia, te hace regalos fastuosos, te lleva de vacaciones, satisface cada capricho tuyo, se arremanga para lavar los platos y bañar a los niños, es guapo y divertido…su CRP es de 0 porque no es reemplazable. Así que no sólo debes perdonarlo, sino que me debes dar su teléfono y su email porque te lo quiero robar a ti. Será muy difícil que después de Guillermo conozcas a alguien que lo supere en calidad de compañero. Tómate el desliz con filosofía, como que “algún defecto tenía que tener”, no sea cosa que acabes de novia con uno muy fiel…porque no tiene dinero ni para invitar a otra con un café.
Los reemplazables no se perdonan, y los irremplazables tienen más chances.
Como dice Walter Risso, en la pareja siempre manda quien menos necesita al otro. A un hombre irremplazable lo necesitas más, entonces por eso se le pueden perdonar más cosas.
Perdonar, como amar, es una decisión.

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