" ¿ Por qué cuernos me engañaste?" , de Ana von Rebeur , Editorial Norma , 2010

domingo, 12 de septiembre de 2010

Los celos no son amor, sino desamor



Imagina si las esposas y maridos celosos de los artistas de cine que hacen de heroínas y galanes, les hicieran una escena de celos cada vez que deben filmar una escena erótica con un colega. ¡Nadie podría trabajar en películas románticas sin arriesgar su matrimonio!
¿Por qué Carlo Ponti dejaba que Sofía Loren vaya a la cama con Marcello Mastroianni? Porque Ponti tenía muchos más millones que Mastroianni.
¿Por qué la Robin , esposa de Mel Gibson , se queda tan campante tejiendo calceta mientras él en su doble categoría de actor y director puede follar con cuanta starlet quiera? Porque sabe que a él lo que le interesa es poder volver a casa sin problemas.
¿Porqué Vanessa Paradis y Johnny Depp siguen casados en aparente armonía? Porque tienen un pacto ecuánime de que “si tu me pones un solo cuerno, yo te planto una cornamenta como un árbol”. O sea que el primero que hace trampa, tiene mucho que perder. Vanessa hizo millones cantando como una lolita en celo, y Depp hizo otro tanto poniendo cara de leño, no es cuestión de perder tres jacuzzis y un Rolls Royce por una teta talla media.
¿Por qué Trudie Styler sigue casada con el archimillonario de Sting, mientras que Jill, la pobre esposa de Phil Collins, tuvo que ver como él la dejaba para casarse con una intérprete suiza veinte años menor ?
Porque Trudie Styler ya sabe de qué viene la infidelidad. A Sting se lo arrebató a la actriz Frances Tomelty , con el pretexto de ser la fotógrafa de la banda The Police. Eso logró que esa poca cosa que es la Styler se quede con el 100% del Sting.
¿Por qué el Bill Gates, poderoso como es, no tiene amoríos y es tan fiel a su esposa, cuando cualquier mujer moriría por estar a solas con el emperador de las comunicaciones mundiales? Porque para pagar menos impuestos por su inconmensurable fortuna, su esposa Belinda diseñó una fundación que sólo ella sabe como funciona. Supongamos que Bill quiere dejar a Belinda por Zara Phillips, la joven y bella nieta de la reina de Inglaterra. Además de que le resultaría un pésimo negocio- Zara viene novena en la línea de la corona británica, y es la primera en 500 años sin títulos nobiliarios-, él tendrá que pagar los impuestos que solo Belinda sabía como evitar. Y además, darle la mitad de sus bienes a Beli.
O sea que Belinda no siente ningunos celos por Bill, gracias al sistema de saber lo que hace, estar segura de sí misma y tenerle a Gates por los cojones.
En resumen, hay dos maneras de no tener celos:

a) Sistema “Gates” (“Puertas”): “Ahí tienes la puerta. Si quieres irte, vete. Tú me pierdes a mi y yo gano la libertad”
b) Sistema “Windows”: O el sistema de Belinda.( Llamémoslo así para no tener que decir nuevamente de dónde hay que cogerlo a tu marido para que no se vaya tras la primera minifalda) .

Consíguete una vida:

En el film Sliver (“Acosada”), Sharon Stone irrumpe en una sala y ve al voyeurista de William Baldwin rodeado de monitores con el que observaba cada movimiento de todos los vecinos del edificio. Indignada, ella dispara contra cada uno de los televisores, observa al mirón con el mayor desprecio y le dice “ Get a life!”: “¡Consíguete una vida!”, un momento memorable en una película para el olvido.
¿Por qué el se dedica a espiar en las vidas ajenas? Porque no tiene vida propia. Ese es el problema principal de casi todos los males de amor, te obsesionas en vigilar la vida de otro en vez de conseguirte tu vida propia Los celos torturantes nacen de la soledad. Cuando alguien se valora poco, siente que sin el otro se le acaba la vida. Y esto de ninguna manera es así.
Las penas de amor parten de lo mismo: falta de alternativas. Nos encerramos dentro de nosotros mismos o de la pareja, y no contamos con una reserva de amistades, colegas, compañeros, posibles amores, en quienes refugiarnos si la relación falla.
Quien teme a la soledad se aferra con dientes y uñas a una sola persona que lo maltrata, engaña o ignora.
Algunos hombres desquiciados, se enfurecen contra las mujeres no porque ella le engañe, sino porque ella piensa.
Cuando Steve Mc Queen abandonó a Ali Mc Graw por su amante (luego esposa) Bárbara, le confesó previamente a Ali : “Anoche conocí a una chica maravillosa. Lo único que hace es quedarse sentada y no decir una palabra” ¡Y lo dijo un hombre famoso, guapo, millonario y lleno de admiradoras! ¡Imagínate qué le queda a un pobre tío inseguro y feo! Para los hombres resentidos, este es el retrato de la mujer ideal. La mujer que opina y habla es una amenaza.
Los celos no son el parámetro del control.
El celoso cree que ambas partes de la pareja se deben amar del mismo modo y en misma cantidad. Se frustran cuando esto no sucede así. Pero en verdad, cada persona expresa su amor de distintas maneras, y ninguna vale más o menos que la otra. La medida del amor es, simplemente, el esfuerzo que hace cada uno para hacer sentir a gusto al otro.
Otra creencia errada del celoso es que “si me dejas nunca encontraré a nadie a quien amar, moriré solo y los vecinos se enterarán por el olor”. En ese caso, el celoso se aferra a ti como el asmático al tubo de cortisona.
Se ha descubierto que el área del cerebro en donde se originan los sentimientos de confianza es la misma área del amor . Por eso mismo, cuando hay amor, hay confianza. Los celos son lo contrario de la confianza, y si hay celos hay desamor.
“Ligerezas como el aire son para el celoso tan fuertes confirmaciones, como un testimonio de las Sagradas Escrituras” decía Shakespeare, confirmando que el celoso sospecha de todo. Por eso, cuando te sientas celoso, debes dar media vuelta y conseguirte- como dice la filósofa Sharon Stone- una vida tuya, en la que sepas que eres único e irremplazable. No sentirás celos
cuando sepas que no será fácil para el otro hallar a alguien tan brillante como tú.

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