" ¿ Por qué cuernos me engañaste?" , de Ana von Rebeur , Editorial Norma , 2010

domingo, 29 de agosto de 2010

Cómo poner los cuernos correctamente

Algunos sanos consejos para hacer cosas raras:
-Los romances en hoteles son sexys. Los romances en el asiento trasero de tu auto a diez calles de tu casa, no lo son.
-Aprende a hablar en código con tu amante. Decir por teléfono: “Tenemos una reunión de emergencia. Lleva las carpetas” es una buena salida. “Tenemos una reunión de emergencia, lleva las copas y el vino” es mala .
-El mejor momento para ser adúltero es cuando tu esposo/a te está siendo infiel. Puedes martirizarlo culpándolo, pero no te importará mucho lo que hace, porque a ti (aún) no te pilló.
-Busca un trabajo como periodista o asistente social. Si pasas la noche en una zona roja, lo explicas como “Fui a entrevistar trabajadoras cuentapropistas”. Si vas de juerga con unos amigotes a unos bares, dices “Fui a comprobar cuanta gente trabaja en horario nocturno”. Si te acuestas con cuanta mujer puedes, dices “ Estoy redactando un informe de sexología para Masters & Johnson” . Si ligas solo con chicas guapas, dices que estas haciendo scouting para el almanaque de una revista femenina.
-Finge tener un trastorno de personalidad múltiple. Y di que la otra personalidad es la que se mete en asuntos raros, no tú.
- Si quieres invitar a tu amante a un concierto de Pink Floyd., no comentes lo del concierto delante de tu esposa. Y si ella dice: “¿Sabías que estará Pink Floyd por aquí?” le dices, haciéndote el distraído “¿No digas? Las entradas deben costar un dineral... Mientras te cercioras de que los tickets estén a buen resguardo bajo la suela de tu zapato.
-Algunos consideran que no es adulterio lo que haces fuera de tu mismo código postal. Pero en verdad no debes enamorarte de nadie que viva a menos de 100 km de tu hogar. Podrías ser visto por un compañerito de escuela de tu hijo, la madrina de tu cuñada, o tu maldito vecino, y ese tipo de noticia que viaja a 100.000 km por segundo.
-Cumple con los ritos familiares. Si empiezas a faltar a citas con el dentista y aniversarios de boda por estar con tu amante, despertarás sospechas, se acortará la vida útil de tu romance, probablemente también la de tu matrimonio, y probablemente la tuya propia.
-Búscate un amante que esté tan preocupado por conservar la discreción propia como tú la tuya. Cuanto más poderoso sea, más discreto será. Los amantes pobres no tienen nada que perder, así que son pelmas, y se te meten por la chimenea como Santa Claus, pero sin regalitos. Nada de “Jo, jo, jo”
-Tu romance es secreto: No debes compartirlo ni siquiera con tu amigo más íntimo. De pura envidia se lo contará a tu esposa.
- Sé discreto: no revelas detalles íntimos ni confidenciales de tu familia o de tu vida privada con tu amante. Todo lo que hables de más podría usarse en tu contra. Imagina a tu amante entrando a tu casa y diciéndole a tu esposa: “¿Así que tú eres la de las jaquecas?”
-Disimula la excitación del romance, y si te preguntan por qué te brillan los ojos, di que has estado picando cebolla... ¡o porque conseguiste entradas para ir a ver a Pink Floyd!
-Llama a tu esposa pidiéndole que busque en tu agenda el teléfono de alguna clienta con la que debas encontrarte. Si ella ve que le permites hurgar en su agenda, bajará su nivel de sospecha.
-Divórciate de tu esposa, cásate con alguien que odies, y encuéntrate a escondidas con tu esposa de manera que ambos tengan una larga relación sensual y adrenalínica.

Si quieres seguir adelante con tu romance, hazlo, sin olvidar que estas reglas son imprescindibles.
No debes hacerlo si no puedes ocultarlo.
Para que un adulterio valga la pena, debe ser algo secreto, íntimo y sin demasiada relevancia.
Un infidelidad debe ser algo divertido, que te infle el alicaído ego, que no trascienda fuera de tu intimidad personal y que te deje un recuerdo dulce, no amargo .
Si puedes seguir con tu romance logrando que tu pareja permanezca al margen de esto sin sufrir, adelante. Pero en cuanto alguien empieza a sentir dolor, el juego pierde la gracia y habría que detenerlo. Especialmente si tú o tu amante se comienzan a enamorar – pero si lo hace uno solo de los dos - y pierden la perspectiva de que esto es sólo un juego, una manera de ponerle sal a la vida, y no una manera radical de cambiarla.
No, no intentes cambiar tu vida a través de una infidelidad. Te parecerá que cambia al principio, y luego te frustrarás. Es siempre así en las relaciones amorosas, porque como decía Ortega y Gasset, el amor es un eterno insatisfecho.
Siempre te queda un recurso fácil y barato : el de la queja. :

=Mi marido me trata como a un perro.
=¿Te grita, te golpea?
=No...¡quiere que le sea fiel!

No hay comentarios:

Publicar un comentario