" ¿ Por qué cuernos me engañaste?" , de Ana von Rebeur , Editorial Norma , 2010

sábado, 28 de agosto de 2010

Razones para ser infiel

Se dice que en cualquier macho de las especies superiores ( de gusano para arriba) hay una tendencia natural a aparearse con el mayor número posible de hembras, siempre y cuando éstas sean más o menos simétricas, no hablen de enfermedades y no tengan mal aliento.
El fin de tal exceso de promiscuidad es la perpetuación de la especie: cuantas más hembras queden preñadas, más sobrevivirá esa especie.
Por ejemplo, los cocodrilos son seres promiscuos de vida licenciosa , porque deben garantizarse el nacimiento de muchos cocodrilitos . Así, cuando papá cocodrilo tiene hambre, se desayuna con hijos propios que confunde con hijos ajenos: “¡Por Dios, Carlota, que todos los niños son iguales! Y después de todo... ¿ Qué más da? ¡Un cocodrilito más o menos no hace la diferencia, y yo esta semana he dejado preñadas a seis hembras, así que niños habrá de sobra, hasta para las tapas! ”
Paralelamente, se dice que existe la tendencia en la hembra humana (y cualquier otra hembra de gusano para arriba) a proteger a sus crías buscando la compañía del macho que mejor provea el confort para la prole. Esto explica por qué una modelo de veinte años va del brazo de un anciano decrépito dueño de una Ferrari.. Esto no quiere decir que ella no sienta atracción sexual por otros machos. Pero puesta a escoger, prefiere a quien le regala blusas Custó y trae foie gras trufado para la cena, pues será mejor proveedor para tu prole que un artesano hippie que vende collares en el Rastro.
A diferencia de lo que pasa con la mujer, el macho humano tiene la necesidad imperiosa e instintiva de tener sexo. Desde niños tienen el impulso de meter algo en un hoyito cualquiera. Observa cómo un niño de dos años: pasa horas metiendo palitos en un hoyito, deditos en una hendidura, plastilina en la ranura del videorreproductor, y a medida que crecen se empeñan en poner balones dentro del arco, pelotitas de golf en el hoyo, o granadas de mano en la embajada, siendo todas estas acciones meros sucedáneos del acto sexual.
O sea que siempre están queriendo embocar algo en algún hoyo, ya sea con la ayuda de un palo de golf o una raqueta de tenis. Los obreros juegan al fútbol los jefes al tenis y los dueños de la empresa al golf. Lo que indica además que , a mayor poder, más chicas las pelotas.

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