" ¿ Por qué cuernos me engañaste?" , de Ana von Rebeur , Editorial Norma , 2010

miércoles, 25 de agosto de 2010

El amante ideal

¿Y qué pasa con el tercero en discordia, el amante?
Supongamos que te has enyesado la boca y lo has ocultado todo impecablemente... ¿No se le ocurrirá hablar a ese tercero/a, y estropearte todo el asunto?
Mira: la mayor cualidad que puede tener un amante no es ser dulce, apasionado, con bellos ojos, ni una cabaña en el bosque o un piso céntrico a disposición de los dos. Lo más importante que tiene que tener un amante – hombre o mujer - es que sea discreto…y, en lo posible, mudo.
Un amante es discreto cuando es capaz de burlar hasta a un detective pago por nuestro cónyuge, de modo tal de que nadie en el planeta sepa que pasa algo entre alguien casado y él. Se comporta como un caballero o como una dama, no hace reclamos, y sólo toma del otro lo que este pueda darle, sin invadir.
Una aventura solo tiene sentido si es absolutamente secreta y se la vive en un plano casi irreal, como quien vive en carne propia una película de Hollywood.
Después de todo, siempre hay bastante poca diferencia entre lo que imaginamos, los sueños y la realidad. Sólo debes cuidarte que no haya demasiada poca diferencia entre la realidad y una pesadilla.
Un buen amante tiene que ser alguien que disfrute del sexo, pero que no dependa de ti.
Que quiera verte seguido, pero que no sueñe con envejecer juntos.
Que pueda acudir a tu ayuda, pero que no lo haga si no se lo pides.
Que sepa que eres casado/a, pero que no sepa con quién.
Que tenga muchos amigos y parientes que le entretengan cuando tú tienes compromisos familiares.
Que viva el presente sin planes ni reproches.
Tiene que ser alguien con cuerpo joven, mente adulta, emocionalmente maduro, económicamente independiente, que no quiera saber nada con ataduras socialmente impuestas y quiera estar contigo solo por el placer que puedan obtener de cada encuentro.
Y que jamás te llame por teléfono a tu casa, o al celular cuando no lo atiendes.
Como ves, debe ser una joyita… ¡Hay que buscarlo y proponerle casamiento!

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