" ¿ Por qué cuernos me engañaste?" , de Ana von Rebeur , Editorial Norma , 2010

miércoles, 25 de agosto de 2010

¿Podemos enamorarnos de dos personas a la vez?

Claro que sí: de dos, de tres y de cuatro… ¿por qué no?
Todas las personas que conocemos son amables, en el sentido que puede ser el objeto de nuestro amor. Lo que pasa es que no alcanza el tiempo para amarlas a todas, porque cada tanto hay que comer y dormir. Entonces solemos apegarnos a personas que nos resulten familiares. Si nos enamoramos de una cara, generalmente también es porque vemos en ella algo que nos resulta familiar. Por eso hay tantos matrimonios de parejas que parecen hermanos: se han enamorado de su imagen en el espejo y no pararon hasta encontrar a alguien bien parecido a esa imagen. De ahí sale la expresión de ser alguien “bien parecido”: “bien parecido a mí” .Si además esa persona piensa como nosotros, quiere decir que tan equivocados no estamos:hay más gente que piensa como nosotros. Y si alguien piensa igual que uno, esa persona es un genio. Así es como te enamoras.
Ahora, supongamos que te enamoras de alguien sin dejar de amar a tu pareja oficial. ¿Que sucede aquí? Mucha gente, en especial las mujeres se sienten atrapadas en un dilema, les agarrar terrible culpa, y no toleran esa ambivalencia de sentir “no puedo vivir sin ninguno de los dos”…
A todas estas suertudas les digo: que lo disfruten porque no dura para siempre. Tarde o temprano, los sentimientos decantan, y la balanza se inclina hacia uno de ellos.
El problema que tiene la gente es que cree que el amor es un mandato: “Si amas a alguien, debes actuar acorde y dejarte llevar por el amor hasta sus últimas consecuencias”. Si así fuera, no nos diferenciamos de un perro en celo. Puedes amar locamente, y hacerle pito catalán al amor. Puedes amar con toda tu fuerza, y disimularlo perfectamente, como hace el mayordomo inglés en “Lo que queda del día”, la novela de Kazuo Ishiguro, y seguir tu camino sin que tu gran amor lo sepa.Que nos sintamos irrefrenablemente atraídos por otra persona, no significa que tengamos que lanzarnos a sus brazos y decirle que no podemos vivir sin él .
“Ah, pero yo no lo puedo olvidar”, me dirás. ¿Y quién dijo que tienen que olvidarlo? Puedes convivir toda la vida con la sensación de amor hacia esa persona, aunque nunca más la vuelvas a ver…y eso no es malo. El recuerdo permanente de amores frustrados, perdidos, pasados, nos lleva a poner la energía que no pusimos en ese amor en otras cosas creativas (eso se llama “sublimar”: convertirlo en cosas sublimes), y nos lleva a emocionarnos con la ópera, los poemas, y las películas románticas. ¿Quien no recuerda con ternura a un primer amor? Quizás este lo encuentras hoy y dices “menos mal que no me casé con ese pelmazo “. Pero lo que sentiste por ese primer amor está dentro de ti para siempre, y es un recuerdo valioso, dulce y bueno. No, no hay que olvidar, hay que llevarse el amor puesto como una chaqueta suave y calentita, que te abriga en los días de lluvia y pena. Cuanto más te enamores, más significa que te gustan los seres humanos, y más gusto estarás en el planeta tierra, que está plagado de ellos.

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