" ¿ Por qué cuernos me engañaste?" , de Ana von Rebeur , Editorial Norma , 2010

sábado, 28 de agosto de 2010

¿ Cuando te engaña?

Mira el caso de mi amiga Amalia y su marido, Néstor.
Néstor tenía que recibir unos empresarios de Inglaterra y su inglés no era muy bueno. Entonces decidió asistir a clases en una academia de idiomas que le recomendaron. Amalia escuchó como él coqueteaba por teléfono con Griselda , la joven profesora que le daría el curso. Sospechando que él no desaprovecharía el momento de ligar con la maestra, Amalia insistió en que no fuera a la academia, sino que ella viniera a darle clases particulares a domicilio, para poder vigilar la situación.
Lo que sucedió es que mientras Griselda y Néstor se divertían con “ you are the teacher, this is my chicken”, él no cesaba de alabar el excelente acento británico de ella, y ambos ignoraron a Amalia como si no fuera más que parte del empapelado de la sala. Ya harta, Amalia le dijo a Néstor que si no cambiaba esa actitud de irritable coqueteo, ella echaría a la profesora sin contemplaciones. Súbitamente las clases se convirtieron en algo más serio y formal. Pero él llegaba cada día más tarde del trabajo. Amalia sospechaba simulaban formalidad ante ella, pero que la jarana seguía fuera de casa. Para verificar esto, colocó un grabador bajo el asiento del coche de él. Así supo que apenas salía a la mañana al trabajo, Néstor sostenía largas conversaciones románticas con...¡Paula! ¡No, Griselda, sino Paula! ¿ Y quién era esa tal Paula? ¡Era la operadora de información telefónica que le atendió cunaod llamó parta consultar el teléfono particular de Griselda! Dado que la operadora no lo encontró, él se quedó hablando con Paula , hasta convencerla de que valía la pena conocerlo a él y a su polla inquieta.
Esta historia vale para que vayas sabiendo que el infiel está siempre listo para el ataque. Atacará con quien venga y cuando pueda. Los infieles no son elitistas ni tienen un gusto selecto. Excepto aquellos que están toda la vida un poco distraídos hasta que creen enamorarse de alguien, los demás tiene solo un momento preciso de cometer la infidelidad. Y es cuando ella- la golfa que accede a pecar con él-, baja la guardia.
Cuando ella acepta ligar con él ( por miles de motivos que no nos importan, porque quien importa aquí es el canalla), él presiona más y es cuando se produce el hecho. Esto de ninguna manera le quita culpas a él, sino todo lo contrario.
En un mundo de mujeres demasiado accesibles- por soledad, por necesidad, por moda, por DIU, porque llueve, por libertinaje o por querer arruinarle la vida a otra-, solo depende de la calidad del hombre que esté contigo que él te sea fiel o no. Ellas están siempre listas para el revolcón, aunque más no sea contar algo nuevo a las amigotas con las que se reúne cada jueves a jugar al burako.
Si no hay más casos de infidelidad en el mundo, es porque hay muchos hombres que no quieren ser infieles. No porque no quieran revolcones ilícitos.
Simplemente, todo el rollo les da demasiada pereza, y antes que andar con dobles historias y recordando detalles para no pisarse, prefieren quedarse en casa mirando el partido de futbol.
Total, en los cortes publicitarios siempre se ve algún culo

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