" ¿ Por qué cuernos me engañaste?" , de Ana von Rebeur , Editorial Norma , 2010

miércoles, 25 de agosto de 2010

Entrevista a Ana von Rebeur en Newsweek Argentina



Nota de Newsweek , julio 2010
http://uol.elargentino.com/nota-97778-medios-126-Desde-las-cenizas.html

Desde las cenizas

Autora: “Nadie plancha como yo”, de Von Rebeur, explora la relación del hombre con la mujer.
08-07-2010 / Ana von Rebeur perdió su casa en un incendio. Pero resurge con su obra.

Por Cristian H. Savio

Todo es un nuevo comienzo”. La escritora y dibujante Ana von Rebeur lo dice convencida, mientras todavía no logra sacar el olor a humo que quedó en su ropa. El 18 de mayo pasado se incendió la casa de Acassuso donde vivía con su familia. “Nos salvamos todos por un pelo, pero la casa quedó destruida”, escribió en su blog “¿Quién entiende a las hombres?”. De sus mascotas se salvaron la cotorra, “que estuvo en shock una semana, muda”, y un pececito dorado al que rebautizaron, con buen tino, “Highlander” (“fue el único que sobrevivió, en una pecera caliente y llena de cenizas”). Dice que pensó en escribir un libro con todas las historias relacionadas con este incendio, y que espera que la idea tenga aceptación. En cambio, para fin de año espera publicar “¿Por qué cuernos me engañaste?”, una obra sobre todo lo que hay que saber sobre la infidelidad.

En medio de la tragedia, en mayo pasado se repuso una de sus obras de teatro, “Nadie plancha como yo”, en el Centro Cultural de la Cooperación. Con Valeria Kamenet y dirección de Mariano Dossena, tiene funciones a sala llena y permanecerá el rsto del año en escena, de tanto exito que está teniendo con el boca a boca : " quien va a verla la recomienda, y asi estamos, siempre a sala llena".

Allí, Von Rebeur aborda la temática que ha sido el hilo conductor de su vasta y heterogénea obra (libros, blogs, cómics): la conflictiva relación entre el hombre y la mujer, y la problemática de ellas a la hora de encontrar una pareja que les permita la felicidad sin resignar independencia.

Tanto en su libro “¿Quién entiende a los hombres?” (Norma) como en “Nadie plancha como yo”, parte de una observación similar que tiene que ver con la soledad de la mujer. ¿Es tan mala la soledad?

No, para nada. El gran problema de la gente es no estar bien consigo misma, tener que entretenerse con la compañía de otro. La diversión es eso, volcarse a otro lado, no adentro, porque lo de adentro te inquieta, te aburre o te enoja. Muchos ven lo de estar solo como un estigma espantoso, pero no es lo mismo que hace 20 años. Más ahora, que el matrimonio está en vías de extinción.

No para la comunidad homosexual, que se moviliza para conseguirlo.

El matrimonio gay me parece civilmente necesario. Los gays la tienen difícil: tienen que sufrir una vigilancia constante de una sociedad morbosa. Y ni hablar de las lesbianas, que tienen el doble castigo de ser gays y mujeres. Pero no me parece que el tema muestre un real interés colectivo, sino que tiene más que ver con el morbo. Y creo que en toda sociedad muy obsesionada con el tema gay existe un menosprecio directo a las mujeres.

A raíz del incendio, Von Rebeur descuidó un poco la actualización del blog que lleva el nombre de su último libro, pero siguió de cerca el otro, “Qué soy para ti”, donde recibe “toneladas de cartas” de mujeres de toda Latinoamérica, chicas que a los 23 años ya se sienten viejas porque no tienen novio. “A esta altura me encantaría ser hombre”, dice. “La tienen muy sencilla. Es muy fácil levantarse minas”.

¿Le parece?

Los tipos tienen cantidad de mujeres a su disposición, alertas a la más mínima señal subliminal de que le sostenga la mirada un ratito más que cualquier otro. Pero, en definitiva, la desesperación femenina por formar pareja está marcada por el valor biológico: saben que el tiempo reproductivo lo tienen contado. Es una diferencia insalvable con el hombre.

Acepto que no se entienda a los hombres. Pero ¿qué quieren las mujeres?

Los muchachos se quedaron atrasados con respecto al avance de las chicas. Ahora la mujer quiere un tipo con el cual poder conversar, que tenga una pasión en la vida, que no sea un quedado, que se cuide y no sea autodestructivo. Es difícil de encontrar. En la obra y en mis libros hablo de esta mujer que quizás no necesita a nadie, pero la independencia puede tener el precio de la soledad.

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